HISTORIA
 
 
        El grupo nace en el curso 93-94, con una doble motivación; por un lado complementar el trabajo del exitoso grupo de montaña del citado instituto y por otro responder a la nueva concepción de la educación que trajo consigo la L.O.G.S.E. tratando de que los alumnos vean el Instituto como algo más que las clases y brindándoles la oportunidad de completar su formación con otro tipo de conocimientos. 

        Además, no podemos olvidarnos del auge de la bicicleta y el ciclismo en nuestro país, que se traduce en un aumento considerable del número de gente que se anima a practicarlo de uno y otra manera, no siempre en las mejores condiciones debido a las poco más que inexistentes infraestructuras disponibles. 

    Pero si bien la gran mayoría de las que se compraban eran de las llamadas "de montaña", la ya mencionada falta de espacios con la inseguridad que acarrea (muchos chavales apenas podían montar en bicicleta por esa peligrosidad) y un cierto desconocimiento de sus posibilidades llevaban a utilizarlas principalmente para desplazamientos cortos alrededor de la vivienda o entre núcleos rurales próximos (hay que tener en cuenta las especiales características del Ayuntamiento de Camargo, con grandes distancias entre puntos del mismo ayuntamiento e incluso de la misma junta vecinal).
 
OBJETIVOS: 

    Los objetivos de este grupo se podrían resumir en: 

  • Dar a conocer otras formas de ocupar el tiempo de ocio.
  • Potenciar la amistad y el compañerismo, conociendo a las personas del instituto fuera del entorno habitual de las aulas.
  • Aprender a valorar la naturaleza, la historia, y los modos de vida en general, especialmente de nuestra Cantabria, para así respetarlas y concienciarse de la necesidad de su conservación.
  • Conocer otros puntos geográficos de interés para una formación más completa.

 
METODOLOGÍA:

    Las excursiones se realizan habitualmente en sábado y varían en longitud y características, pero casi todas ellas oscilan entre 25 y 35 kilómetros (lo que se considera asequible para cualquier alumno) con un esquema consistente en afrontar la subida en la primera mitad del día para comer en la parte más alta del recorrido y descender al punto de llegada en la segunda mitad del día.

    Destaca en la ruta el momento de la comida, en el cual los participantes se relajan y comparten el tiempo con los compañeros de estudio y muchas veces comienzan una relación con gente a la que ni siquiera conocían, comentando el desarrollo de la excursión, o los verdes paisajes de nuestro país, o las anécdotas más típicas de los jóvenes estudiantes.
 

 
 Es este un momento de ocio en el que se comparte la comida, que por muy habitual que sea siempre tendrá el sabor especial proporcionado por el valor añadido que supone estar contemplando el territorio de Cantabria, que en muchos casos era desconocida para una generación que a pesar del acceso a la "cultura global" moderna desconocen muchos de los aspectos que les rodean.
 
Sin embargo, si hay un aspecto de la metodología que destaca por encima de todos, es el uso de casco, pues incluso subiendo o yendo muy despacio, podría haber una caída y hay que estar prevenidos.
 
       Por el camino se mantiene el grupo unido (aunque con cierta flexibilidad cuando el terreno lo permite) con un responsable delante y otro detrás, comunicados por talkies y se efectúan reagrupamientos, algunos de ellos en puntos de interés en los que se pueda aprender algo.

 
    Para que los alumnos y sus padres estén informados del recorrido y de lo que se puede aprender en el mismo, se convoca a todos los que quieran participar en la salida a una reunión en el transcurso de la semana, en la que se les entrega una hoja informativa con el recorrido, su longitud, el perfil del mismo, la hora de salida y los consejos de equipamiento, así como las observaciones que convenga hacer para cada excursión en particular.

    Además, como forma de redondear el trabajo realizado durante el curso, al final del mismo se organiza una excursión de varios días, que suele ser la que más atrae a los muchachos, pues además de montar en bicicleta se realizan otras actividades y el hecho de pasar un par de días fuera de casa siempre resulta especialmente atractivo para los alumnos de menos edad.

 
Ya sólo nos queda animar a la gente a participar en las actividades que, como ésta, organizan con esfuerzo los institutos, pues muchas cosas que se aprenden fuera de las aulas no se pueden aprender en ellas.
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